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viernes, 31 de julio de 2009

KAVAFIS, Constantino


LA CIUDAD
Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.
Constantino Kavafis




Lucero era el caballo
De mi pequeño Pablo
Tenía una mancha
Blanca debajo del mechón
Y era como un cometa
Que cruzaba
Su frente

Me seguía los pasos
Con su retina
De ojos dormilones
Y siempre me miraba con
Un lenguaje de ángeles silvestres

Oía mi silbido
Y llegaba
A mi lado
Como si escuchara
Una melodía de B. B. King
Y su genial
Guitarra negra

Lucero siempre oteaba a Pablo
Su pequeño cuerpo
Humano y distraído

Lucero era un
Lucero
En la vida de mi hijo

Pablo Emilio Cárdenas

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