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domingo, 27 de febrero de 2011

BLUES SOUL



Humilde y negro
Es el sonido del Blues

Me lo contó
Muddy Waters
En una noche de
Luna llena
Entre copas de
Whisky de contrabando
Y cantos de Godspell

Humilde como toda
La música que sale
Desde los labios del
Cosmos

Un canto para humanos
De carne y hueso
Con enfermedades y fatigas

Llenas de parásitos
Las almas

Pero esplendorosos
Iluminados y
Libres
Como el
Arcángel Gabriel

Hágase conmigo
Según su
Palabra 


viernes, 11 de febrero de 2011

A PROPÓSITO DE LAS GARCETAS BLANCAS DE DEREK WALCOTT

“…
los ojos tras dos lentes que se empañan, aurora,
ocaso, los mudos estragos de la diabetes.
Acéptalo ya  con frases impasibles, con
un acuerdo esculpido que fije cada estrofa,
aprende que la brillante hierba no se guarda
de garceta inquisidora ni nocturna réplica.”
Derek Walcott, Garcetas blancas





La ida nos hace así, garza, garceta blanca, Walcott.
Todo un plenilunio de palabras bordadas en azul
desde un pico largo, pescador, amarillo, transeúnte y
grandioso desde el aire y los elocuentes vuelos.
Lloro el largo camino recorrido en torno
a cantidad inaudita  de guijarros y sonrisas.
Es lo que nos va constituyendo paso a paso.

Blanca garceta y nube grande y fuerte y
un arroyuelo como un océano de azul fiesta.

Es verdad que vemos y rodamos sobre idas y venidas
y las contradanzas de la veleidosa vida.
Pero tu allí, entre los fríos del norte de la América
y después abajo, el incansable Caribe, que pone tus dedos morenos/
sobre los signos, para navegar sobre  vientos y palabras.

Dedos morenos garza, garcetas blancas de memorias  y la
cobriza tez que nos hermana. Caribe, Atlántico y nuestra inmensa
calle africana. Que me queda a mi, que te incluye a ti.
A pesar de las blancas tempestades
que como las garcetas, también nos unen
en torrentes sanguíneos rebeldes e imprecisos.

Perdona mi atrevimiento Derek.
Disculpa que te tutee. 



miércoles, 2 de febrero de 2011

CALAMBRES CARDIÁCOS



Aquí me planto
en este mismo instante,
en este instante idioma.

Stalin Gamarra Durán, El olor de la sombra



Manufacturar palabras, la sordidez de vida,
qué difícil tarea, qué duelo de cañones.

Quería la suavidad del algodón
pero no su duro cultivo por esclavos.
Es tan raro el sortilegio de la existencia.
Sus fines de premuras y la cercanía de la muerte
cosechándonos los pasos.

Hoy por mi mañana por ti,
reza en el cementerio de Tabay,
cerca de las aguas termales y las colinas verdísimas de savia.
De subsistencia intensa, como de verdad habría que vivir,
sin acomplejar las culpas y los triunfos que proclaman
los mediocres. Los ególatras. La muerte.

Que me llenen de respiros las palabras, su perfume, su fuego
y sus caricias. Su mirada. Más vale el firmamento creado a expensas de  las aves,
que mis inútiles y absurdos malestares.

De los que están allí para hacernos infelices,
ya lo sabemos todo. Su amor por los fallecimientos, sus increíbles
deseos de grandeza. Su infamia y falta de coraje. Su forma permanente de descalificar
a  la persona. Su odio al Cosmos imbatible.

Qué difícil la palabra. Qué bella su imagen, qué inmensa
en mi mísera presencia.
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