Isabel
Caminando jovencísima
Por una calle de Rubio,
Su mínima y grandiosa estatura.
Iba Isabel.
Detrás de unos espejuelos
Que escondían su vivaz visión:
Pequeños y valientes
Ojillos de bravura.
Después ya en Catia,
Muy baja de estatura su enorme humanidad.
Camina con niños en las manos.
Aniñada/ inmensa en la ternura,
Implacable.
Isabel mira
(Y sin embargo, Pablo Emilio).
En las callejuelas de Los Flores de Catia
Llenos de bares, mercadillos y emigrantes sin maldad.
Soledad, Ramón, Pedro, Alfonso,
Celina, Teresa, Esther, Hilda,
Jesús,
Todavía joven.
Ya anciana
Mérida, la ciudad de las naranjas agrias
(Y sin embargo Carlos Eduardo),
Estallan su inconmensurable amor de amapola salvaje,
De mil batallas como una gata enojada en los techos,
Cuando tenía que arañar.
Provocadora cuando había que provocar.
Vida de los humildes.
Disculpa el olvido,
Solo quería que supieras que te amé.
De retrato en familia, Pablo Emilio Cárdenas
...y sin embargo, yo. Mínima también, bajo tu amparo y tu ternura...Siempre seré la Niña amada de tu último suspiro...Siempre el susurrar de tu rosario en los labios, presente en mi memoria...
ResponderEliminarAbuelita, tu herencia, el Padre Nuestro y el Ave María.