Del último horizonte la vista excluye.
Mas sentado y mirando interminables
Espacios tras él, y sobrehumanos
Silencios, y profundísima quietud
Giacomo Leopardi, El Infinito
Había un ruido inmenso
De San Ramón a Canónigos
Allí mi abuela soñaba
Dulce de toronjas
Jamás amargas
/Amarillas las conchas y dulcísimos recuerdos
Rosalía Imelda Flora
Caracas era la capital del cielo
Los vecindarios se amaban
En Catia mi otra abuela
Amansaba la calle para los hijos
Para sus nietos
Calles de inmigrantes rosados
E inmensos
El Guaire
Allí también andaba ella
-Mamá- Celina
Pelo negrísimo largo
En una piel de perla tan blanca
Como negros eran sus ojos
Los Flores
El Atlántico
-Papá- Francisco
Monte Piedad
Los sueños de los hombres cantando
Por el Valle de Cabré
Cubanos Canarios Gallegos
Asturianos Vascos Portugueses
Alemanes Italianos Árabes Andinos
Orientales Colombianos
Caraqueños…
Negros blancos canelas rojos pardos tintos
Sepias
Sepias
De mi pequeña Venecia
La mia piccola Venezia
Venezziola
..Como en un espejo me miro en todo lo que dices...en la bravura de nuestras abuelas y la dulzura de nuestros padres, en esas calles que aún están, golpeadas pero están, parte de todo aquello que sigue y sigue un rumbo, parte de tí, de Nelson, Bernardo, Fran, Gustavo, Julio, Carlos, Lila y Yané...las mismas raíces profundas de un árbol generoso, grande y bien cimentado...
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