BEBO VALDÉS
Se hermanan acordes clásicos
con jazz, mambo y guaguanco
en las noches habaneras,
para atravesar muros y distancias.
Era fusión de negros y blancos en las
músicas. En la belleza.
Bebo caminaba por
su Habana
lleno de ingenuidad y sensillez
sin saber su condición
de Maestro al piano. Un grande.
Un
corazón gigante. Era la mitad
del siglo XX.
En 1960 los avatares de la villanía
política y sus ansias
lo regalan a Suecia,
Estocolmo gana la batalla por la
libertad.
Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro.
Pianista que suena con destreza y
sonoridad volátil, genio.
Esas manos con dignidad
y maestría humilde
no tenían precio. Esa armonía excelsa
sobre el silencio.
El piano perdió
un aliado honesto
y delicado en la ejecución.
Fue un alma
libre.
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