CUERVOS
He visto a los cuervos susurrar al
viento,
silbar a los transeúntes,
adorar el espacio entre las ramas
y las sombras,
bendecir las galaxias
como borrachos alucinados
Por la calle Grande de Adeje,
bajan aminorando sus palabras
tras las sobras. La gente
los mira desalmadamente,
y en su vuelo, desfachatez
y sueños de azabache
Elegantemente trajeados de negro,
los cuervos
otean las miradas
con sus pequeñas
pupilas
rápidas como su vuelo
No abrigan rencor
en su obscuridad
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