VIDAS 3
Es así la belleza de la sencillez,
Todo riachuelos y calles discretas
Con los colores y la pureza
Del afecto:
El mejor sentido de la vida.
También he visto un extraordinario río.
Desde allí había logrado admirar
El correr y vibrar de
Saltamontes, los zumbidos de abejas y las
Inconcebibles mariposas nerviosas,
Gorriones y azulejos: pájaros que fueron
Candentes habitantes de mi niñez.
Los peces guppys de todos los colores
Y las sardinas saltarinas,
Fueron mis duendes encantados
En las riberas del Albarregas.
Mérida está en la ausencia de los matorrales
Y de los fríos incandescentes
De mi corazón.
Allí duermo el sueño
Escondido de mi respiración
De infante.
Allí viví las transparencias de Fran y Celina.
Mi feliz vida con mis hermanos.
Viví, en particular,
La inmensa sonrisa de Carlos Eduardo,
Mi hermano menor cargado de devoción
A los mayores. La mirada más bonita
De Francisco (mi padre) e Isabel (mi abuela). El amor
químicamente puro.
Compañero con Julio de inocencia y adolescencia.
Carlos “Pachico Mayor” con profundo rostro Cárdenas.
Renuncio a la canallada,
Como homenaje y respeto a mi menor hermano:
Carlos Eduardo. Un imprescindible poeta loco.
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