permaneceremos, como los árboles, como las piedras.
Adam Zagajewski, Canción del emigrado
Vuelve la normalidad
A mi propio dulce caos
Allí donde anida
Mi corazón desbloqueado
Por toda la gente que me acompaña
Que se apiña a mi lado
Para salvarme
Para quererme
La luna en su retiro a otra fase mayor
Me recuerda al sonido callado de Pachelbel
Rondándome la cabeza
Justo como un adagio
Breve, terrenal
Para arreglarme las historias
No estoy lento ni mudo
Más bien corro hacia allá… más allá
Rápido como Montale, pero sin su emocionado
Encuentro con la poética del aire y llamaradas
Aquí mirando el soberbio Teide
De multiplicidad y maravilla,
De asombros capitales
Voy hacia ti
Mi veloz ángel sin alas y
Con dolores
A la presunción de tu hombro
Altivo y delicado
Como Nazoa agrandando el aliento
Y sus afectos
O Pamuk cantándole a su adorada Estambul
A los aromas de café que se expanden en la Sierra de Mérida
Donde siempre te veo
Jubilosa a mi costado
Entre árboles y nieblas
En la profundidad del verde
Allí justo. Donde sentí cardiopatía, descolocado
Y sin freno a los galopes
Aquiles Nazoa: poeta, periodista y humorista venezolano de finísima prosa. Dueño de una inmensa cultura.
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