A tía Carmen, a Carmita
Con un inmenso:
“Tengo ganas
De verlo"
El tío Manuel
Se refería
A su cuñado Pedro
Era el gran tamaño
De una amistad
De rocas sin quebradas
Desde Taucho, Tijoco Alto
El sur de Tenerife
Al cruce del Atlántico
A la sombra del Teide
Allí en tierra de Venezuela
Pedro se quedó y sembró
Descendencia
Trascendencia
Gratitud
Y honradez
-Toda una cátedra
De esto último-
Mirada insular profunda
En tierra firme
Ayer se fue Manuel
Con su “tengo ganas de verlo”
-A pocos días de un retorno temporal de Pedro-
En la comisura de los labios
Desechando el “me da igual”
O el “él que se busque la vida”
Prepotente y peninsular
¡Qué grande es el afecto!
¡Qué grande el “no te vayas”!
Ahora no están muchos
Y tengo ganas de abrazarlos
En mis brazos
ResponderEliminarAbuelo, estoy harta de tus manías, siempre me haces lo mismo, te marchas y nunca dices dónde vas; después hay que estar buscándote por las calles.
Esas escapadas tuyas de nombre “Demencia” me tienen más loca que a ti.
- Oye, viejito, son seis meses haciéndote cosquillas mientras te baño, jugando al avión para que comas.
Menudos cortes de pelo te hago, y tú te quedas conforme con que yo, ésta principiante, te pele.
Ayer, ¡vaya jugada me hiciste!, ¿cómo se te ocurre?, irte así sin avisarme. Fiel a tu costumbre de escaparte te has ido para siempre. Ahora me pica la curiosidad, por fin te has encontrado con los nuestros, ¿están bien? ¿nos ven desde donde están o es todo un cuento? Abuelo, coño, para irte elegiste mis brazos, estabas acostumbrado a ellos porque son calentitos, ibas perdiendo el resuello y tus ojos se perdían en los míos, las manos frías, y yo empeñada con mi boca en la tuya sin estar enamorada, era boca y aire de vital oxígeno. Pero, ni esas... viejo, mis cachetadas de desespero eran inútiles porque ya habías decidido irte a dar el último viaje, ese eterno paseo. Pero me has dejado encabronada con ese que tu llamas Dios, porque igual que tú es caprichoso y me roba al descaro una parte de mi ser, de mi sangre.
- Bueno cielo, me despido, quizá algún día nos volvamos a ver, y me volverás a subir al burro, iremos juntos a los recados y a escondidas de la abuela te dejaré fumar un cigarrito, lo prometo.
Carmen
(Lo escribí unos días después de su muerte)
Gracias Carmita. La profundidad nace más de la sencillez.
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