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domingo, 18 de octubre de 2009

PACHICOS


Como una gran
Copa de un inmejorable vino

Con sonoras carcajadas
Y gritos: ¡Pachicos!
¡Pachicos!
Llegaron los pachicos:
Anagustina

Era el insuperable homenaje
Que rendía a Francisco
Papá

Anagustina recorría
El centro de Caracas
En su cotidianidad
De trabajar para el
Que tenía más
Ella que adentro
Tanto tenía

Yaya, la hermana
Casi taciturna
Tan andina como
La otra
Observaba

Imelda (amar hasta el cansancio)
Y Flor:
Eran las hermanas Moncada

Así derramaban afecto
Y solidaridad
De Abanico a Canónigos
-Altagracia-
Y en una ciudad y un país
Que apenas empezaba a ser hostil

Apenas

Sus anónimas historias
Son las crónicas
De un país de manos cálidas

De poetas por ciudadanos
De
Personas

De Personas

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