El dolor intercepta la mirada.
Pero el océano es azul, intenso.
Acepta con humildad el destino,
Porque la fuerza radica
En la animosidad convivida
Entre dulzura y rabia, la
Ansiedad y la tristeza.
Si no resistes y agradeces la luz, el
Deterioro e incapacidad que
Van dejando las cortinas de tiempo
Se pueden tornar implacables,
Te vencen irremediablemente.
No vale el suspiro verde
Frente a la amenaza de la sombra.
Actúa fuerte y con alegría.
Que no te abata el miedo insoportable
Y la angina de pecho.
Eres
Aguas, calles y brillo.
Eres sangre y fuego.
Eres.