VIDAS 2
¿Qué haces, luna, en el cielo? Di, ¿qué haces,
oh silenciosa luna?
Sales de noche, andas
viendo desiertos, y después te escondes.
oh silenciosa luna?
Sales de noche, andas
viendo desiertos, y después te escondes.
Giacomo Leopardi
He sido un malabarista,
acróbata indigno de los aires,
saltimbanquis caído por los suelos.
Todo un circo de pobres y raquíticos.
Las palabras y el viento me acompañan
con pájaros felices e infelices.
Revisa todos los instantes,
allí es que está lo denso
de la vida.
Nietos de poetas, filibusteros y
y gitanos.
Hijos de callejones cálidos y estrechos, como la casa en que nació mi padre.
Era una casa porteña y pequeñita,
bañada de sol ardiente,
más que mínima radiante
en nuestra cosmogonía.
Mi madre era un canto,
más que errante, de Leopardi.
Bernardo Moncada era mi abuelo;
poeta militar que fue malherido
por la diabetes. Constante, sereno, fraterno y afectuoso.
Enemigo de la egolatría.
Y Bernardo, es mi mayor hermano,
este es el signo que
dignifica a mi padre y a mi abuelo.
Cómo proyecta humanidad, personas, templos, raíces,
Remienda y resuelve edificios
en la historia. Proclama la soberanía del Cosmos.
Construye monasterios, aviva arte.
Apaga los incendios.
¡Ay! querido hermano,
qué pequeño disparate
he resultado.