Es el paso ambulante del transeúnte,
La propia persona inadvertida,
Es la suela de sus zapatos,
Donde me identifico.
Ahí la luna da piruetas
Como en mi bolsillo
Riela, como en la ladera
Que transcurre por la autopista
TF1, que me transporta a diario.
Allí sigo siendo
El gran mendigo que soy
De luciérnagas, alas y nubes.
Ahora sí, me importas
Como la luz del verano.
Como el silencio invernal de las cumbres
Que tuve como regazo,
Allá en Venezuela,
Donde existen sonrientes y un canalla reinante;
Pero que es, también, tierra de poetas y valientes
Fuera de los cuarteles y la ruindad cobarde.
Sigo la historia
Que no la hago yo,
Que escapa de mis manos y demuestra
Su eficaz escozor contra todo pronóstico.
Tengo el auténtico estupor que me causa tu mirada,
Rayo violento enceguecedor,
Vuelo inaudito de halcones y de ángeles.
Por eso duermo, descanso y vivo en tus pupilas.
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