lunes, 11 de enero de 2010
La Casa Del Juguete
Como una gran rueca
Va siguiendo un tren
Su camino con su afinada pitada
Por el cielo de un pasillo.
Hilando las ilusiones de siempre:
Un prestidigitador, un pájaro,
Un camino de agitación en
La lúdica experiencia de las personas.
Desde la magnificencia que da el sentirse
Protegido por el cañón del Mucujún. Como un mago en plena función
De acrobacia mental. Desde el útero de Mérida.
La mirada de asombro está más próxima al grito del aguacero:
Es la vía acuosa que lleva al río Chama desde esta
Ciudadela de juegos para la totalidad del ser. De la persona.
Corceles, peloteros, jugadores de billar. presentadores, payasos, elefantes.
Tigres de Bengala. Maderas de la India. Historias de latón
Y fábulas de hule, plástico, papel, madera, celuloide, celosías e invernaderos
De la creación. Caballeros feudales y vueltas a la luna. Calesitas.
Trompos y muñecos dementes. Zorros y serpientes.
Un ventarrón no es posible
Descifrar, descomponer.
Un pelotón de soldados de plomo
Es invencible ante los ojos de todos.
Un caballo que camina en mis impulsos y un velocípedo
Hurga en las entrañas, en la vida, en la libertad
Que solo tienen los niños de decir: biciclista, ciclista o dromedario,
Y comportarse como les viene en gana. Como tiene que ser.
Máquinas de vapor, máquinas de escribir: la aturdida poética
De los objetos
Resurge entre la física maravillosa
Escondida como un duende, un ángel, cualquier cosa o animal alado, un aeropuerto,
Un aeroplano. Matemáticas y contradicción,
La palma de la mano y la inconcebible luz de la mirada infantil.
¿Quién tiene la virtud de escabullirse entre colores
Etéreos de vida? ¿Quién? ¿Qué? ¿Cómo?
Pilar, Ana Avelina, las aves...
Qué sé yo que me comporto como un adulto inútil.
Que soy el menor de los poetas en la peor de las palabras
Y me atreví a entrar a la casa de los juegos, a la casa del juguete,
Mendigo y sucio por curarme.
Incapaz de lograr con mi mirada medir el encanto
De sirenas, pescadores de río revuelto, encantadores de los vientos
En este lugar de ensueños siderales.
miércoles, 6 de enero de 2010
POÉTICA DE LA PERSONA
Allá en los
Flores de Catia.
Guillermo Zigui Márquez
¿Cuál es el
Secreto que nos
Guardas en tus
Graciosos ojos
De picaresca?
Estabas allí
Siempre con la
Perplejidad en la cara
Detrás de tus cristales
Y eras aquél que mira profundamente
Las estelas de los astros
Y las gritas con los gestos
De las manos
Tú, que no escuchabas,
Tenías cara de fiesta
Ante tus hijos
Y esa altivez del alma de
Quien celebra
En la profundidad
Las causas de la tierra
Tijeras para abrir caminos
A la descendencia
A los cuerpos celestes
A la poética de la mirada
Que nos dejaste
De herencia
Cuando Catia
Era para humanos
Los hijos de Celina
Celebran tus
Trazas en los
Cielos
Trovador:
Sordo y mudo
Para gritar afectos
Con tu idioma
De los signos
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